sábado, 25 de febrero de 2012

Deseo, deseo... Eternidad.


Mírame a la cara. 
Sácame la luz que me enciende los ojos – y bebe de mí. Cubre mi sonrisa con tus manos, lléname la boca con tus besos, mi cabeza de sueños, de valentía; sácame de la realidad que cree que hoy en día ya no vale la pena, y que soñar es superfluo. Sácame de aquí. Llévame contigo, bailando a tu manera, ciérrame los ojos que hoy no quiero depender de mis instintos, de lo que veo de lo que me digan - tápame los oídos con tu voz diciéndome cuánto me quieres, que soy tu cariño y cuánto deseas que el futuro que ya se hace presente seamos tú y yo. Hazme decir al final de todo, cuando mi último suspiro, que valió la pena ser extranjero en esta vida que no nos deja llevar casi nada, y que a Dios le pido que me deje llevar todos los recuerdos tuyos, y que ojalá tengamos la oportunidad de estar juntas otra vez, cuantas veces más volvamos. Si es que volvemos. Sólo puede creer en otras vidas quien sabe lo que es amar a alguien. El tiempo es demasiado corto, mi vida, corto, corto, corto. ¿Y que hago yo aquí, tan lejos de ti? El tiempo es demasiado corto para que se consuma tanto amor. Soy vino, soy pan y soy tu almohada.
Por eso, bebe de mí, come de mi carne, agárrame la vida entre tus dedos, y sáciate. Trágame. Sóplame. Quiéreme. Mucho. Como yo a ti. Te quiero.

Por Dani Cabrera  


*Foto: Eva María Abuín Parga, ¨Pareja Ausente¨

2019

Echarte de menos en una tarde como esta, sabiendo que vendrás – que en un par de horas entrarás por la puerta de nuestra casa. Por aqu...